domingo, 26 de mayo de 2013

Trail running nocturno.

Tenía en mente subir a la montaña alguna noche de luna llena. Primero, para fotografiar la luna desde las alturas, y segundo para aprovechar la mágica luz que desprende la misma y todo lo ilumina en las noches de cielo limpio y claro. Dichos condicionantes se daban la pasada madrugada del Sábado al Domingo, así que me armé de valor y me levanté a las 04h para salir a correr a la montaña, típica hora en la que se te ocurren mil planes mejor antes que calzarte las zapatillas de trail. 

Nada más levantar la persiana veo que un manto de nubes cubre el cielo. Primer problema, no había luz y tendría que ir tirando de frontal, aparte, que el plan de fotografiar la luna se fastidiaba.


Momentos de duda, de meterme en la cama de nuevo y despertarme un par de horas más tarde y simplemente salir a correr como hago habitualmente, algo que obvié rápidamente y me lancé a coger el coche para subir a la Morcuera y comenzar con mi recorrido previsto. Sobre las 05h salí del Puerto de la Morcuera hacia la cumbre de la Najarra por la vía habitual, la que sube directamente, que en apenas 1,5km aproximadamente y tras unos 20 minutos de trote por la oscuridad hizo que me plantara en la cima del Pico, lo mejor de todo eran las sensaciones de ir corriendo con tan solo la luz del frontal y poder ir captando los movimientos de los animales o el sonido de las aves, el susurro del frío viento que soplaba...Hice cumbre y me lancé rápido en el descenso hacia Asómate de Hoyos, tan rápido que al ir bajando por el sendero en un pequeño salto entre piedras caí mal doblándome el tobillo y aunque no me llegué a caer, si que el dolor me lastró ayer el resto del recorrido y hoy lo estoy pagando.


La claridad iba ganando terreno sobre la oscuridad y decidí parar en Navahondillas, entre unas rocas busqué un pequeño refugio con vistas al este y donde resguardarme del viento que soplaba y así esperar al amanecer, algo que no tardó en llegar y me dejó unos espectaculares momentos.





Volví a ponerme en marcha y nada más salir de las rocas me encontré a esta simpática familia de cabras montesas, que tanto abundan en nuestra zona, a mi vuelta me encontré rebaños y rebaños de las mismas.


Mi destino final eran las Cabezas de Hierro, famoso pico que se ve desde la ciudad de Madrid dominando la montaña y que aún cuenta con abundante nieve, cosa que hizo que entre mi tobillo que ya daba algo de guerra y la nieve me diera media vuelta, en esos momentos con la helada  nocturna estaba bastante dura y no quería correr riesgos innecesarios. Así que encaré el camino de regreso y para casa, al final apenas realicé 14km en 2h 10minutos, con un ratito que estuve parado viendo el amanecer, la ruta en sí no es nada dura, lo mejor de todo las sensaciones de ir por la montaña en plena oscuridad, ganas de repetir me han quedado bastantes. Así que pronto volveré...aunque esta vez quizás el protagonista sea Peñalara.











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